Preguntas frecuentes

1. ¿Qué es la psicoterapia?

La psicoterapia es como un viaje: cuando lo emprendemos, desde un principio queremos visitar ciertos lugares. Pero a lo largo del recorrido nos vamos topando con muchos más lugares que ver. Depende de nosotros quererlos visitar, y lo que vivimos durante este viaje suele ser ¡emocionante, enriquecedor y con una buena dosis de sorpresas!

La psicoterapia es un espacio de escucha y diálogo, así como un proceso personalizado y sustentado científicamente cuyo objetivo principal es el bienestar, el crecimiento personal, la resolución de conflictos y el desarrollo de la persona en su contexto individual, familiar, de pareja y social. Busca apoyar y orientar a las personas para lograr los cambios deseados enfocados a una mayor satisfacción y felicidad.

El precepto que radica a la base de toda psicoterapia, independientemente de la corriente teórica en la cual se basa, es la capacidad de los individuos y de los sistemas -pareja, familia, grupo- de cambiar y mejorar.

De acuerdo con la APA (American Psychological Association) la psicoterapia es un tratamiento colaborativo basado en una relación de respeto, empatía y confianza entre una o varias personas y el psicoterapeuta. Como su base fundamental es el diálogo, proporciona un ambiente de apoyo que permite al paciente/cliente expresarse abiertamente con alguien que escucha y observa activamente. Por lo tanto se trabaja juntos para identificar, observar y cambiar los patrones de pensamiento y comportamiento que le están dificultando el sentirse bien, o para disolver algún dilema en el cual se sientan atorados.

Durante un proceso psicoterapéutico la persona que acude a consulta no sólo encontrará una perspectiva más realista de su situación, herramientas para resolver sus conflictos y un mayor bienestar, sino que aprenderá nuevas habilidades para enfrentar con mayor efectividad los desafíos que puedan surgir en el futuro.

2. ¿Cómo se lleva a cabo una sesión de psicoterapia?

De manera práctica, una sesión o consulta dura normalmente entre 50 y 60 minutos, a veces más, durante los cuales la persona que acude comparte los aspectos que le aquejan y cómo los estás viviendo, mientras que el terapeuta se muestra inclinado hacia la escucha, la observación y la identificación tanto de los aspectos complejos, como de las fortalezas y habilidades con las cuales cuenta el paciente/cliente para realizar los cambios deseados. Todo en un marco de diálogo abierto y sin juicio.

La terapia puede llevarse a cabo de manera individual, en pareja, familiar o grupal, o incluso reuniendo a personas allegadas, como un familiar y un amigo, por ejemplo.

3. ¿Necesitaré psicoterapia?

Sabes, no existe un test o receta mágica para saberlo con certeza. Lo sí te puedo decir es que pensar en pedir apoyo, suele significar que sí lo quieres. Y el apoyo puede ser desde una simple orientación de una consulta, hasta un proceso psicoterapéutico. Esto se decide juntos y generalmente en la primera consulta.

Pero te paso unos tips para tener un poco más claro si te beneficiarías de la psicoterapia.

Probablemente has intentado lidiar con tus problemas por tu cuenta y hasta los hayas platicado con tus familiares y amigos. O ya has probado varios caminos, como un libro, un grupo de ayuda o hacer algo diferente. …pero aún sigues sintiéndote igual.

Frecuentemente puedes saber que te serviría ver a un psicoterapeuta porque nada ha funcionado, o te sientes ansioso, inquieto o insatisfecho y no tienes muy claro el por qué.

Otras veces no logras llevar el día a día de una manera serena o  una misma preocupación te acompaña y da vueltas la mayor parte del tiempo.

En otras ocasiones, te sientes atorado en alguno o varios aspectos de tu vida, confuso, perdido, o simplemente quieres una perspectiva nueva y profesional acerca de una situación presente o incluso ya pasada, como una pérdida o trauma pasado.

La mayoría de las veces ayuda el simple hecho de abrir tus problemas con alguien externo que tenga la habilidad de escuchar y comprender sin juzgarte. Sin embargo, el analizar de una manera diferente tu situación y el recibir una guía respecto a cómo hallar nuevas respuestas y herramientas, son también gratificaciones comunes durante una psicoterapia.

Escuchar la experiencia de otros que han acudido a terapia con un profesional también puede ser útil para decidir concertar una cita, y así, junto con el terapeuta, poder determinar si efectivamente el de la psicoterapia puede ser un camino viable para ti.

4. ¿Cuánto tiempo dura una terapia? ¿Es cierto que puede seguir por años?

Sabes, hay muchas maneras de hacer terapia, y una terapia puede durar desde una sola sesión, unas cuantas sesiones (entre 6 y  12, conocidas como terapia breve) o incluso varias sesiones durante algunos meses o años en el caso de un proceso largo, comúnmente de corte psicoanalítico.

La frecuencia de la asistencia suele ser semanal, aunque hay casos en los cuales la persona puede acudir dos o más veces por semana, o cada quince días.

No se puede establecer a priori cuánto durará la terapia, pero es un acuerdo que se va negociando entre ambas partes, ya que implica el considerar tanto la disposición del paciente/cliente como las sugerencias del terapeuta con base en lo que va identificando respecto a la problemática de la persona.

5. ¿Cuándo termina una terapia?

Se puede decir que la psicoterapia termina cuando ambas partes -terapeuta y participantes- acuerdan que las metas establecidas en un principio y a lo largo del proceso terapéutico han sido alcanzadas. En el mejor de los casos se han rebasado tales objetivos, ya que generalmente a los largo del camino terapéutico se van descubriendo y disolviendo aspectos que van surgiendo a lo largo de las sesiones.

6. ¿Qué diferencia hay entre un psicólogo y un psicoterapeuta?

Un psicólogo es una persona que ha estudiado una Licenciatura en Psicología, ya sea general o con área de especialización -clínica, social, educativa, organizacional, entre otras. Su campo de trabajo es amplio: puede aplicar las herramientas psicológicas para la evaluación, intervención, prevención y diagnóstico de los diversos problemas relacionados con la salud mental, comprender y explicar el comportamiento humano a través de diversas corrientes teóricas que lo estudian, o llevar a cabo programas formativos, entre otras funciones.

Su campo de trabajo dependerán de su formación durante la carrera y sobre todo después. Un psicólogo puede volverse un especialista en una determinada área en la cual se ha desarrollado -investigación, evaluación, etc, pero no todo psicólogo trabaja con pacientes en un consultorio o clínica.

Un psicoterapeuta es un psicólogo, por lo que cuenta con las mismas herramientas y estudios, pero es quien además ha realizado un camino formativo clínico que lo acredita como especialista en proporcionar servicios de psicoterapia (ver).

Para ello, lo más oportuno es que haya cursado una maestría en psicoterapia -esto de acuerdo a mi opinión y a la ley de salud mental del DF- y que cuente con muchas horas de práctica supervisada. Considero que ningún diplomado o curso, aunque sean de calidad, pueden proporcionar la formación completa necesaria para ejercer como profesional en psicoterapia.

En México no contamos con los mismos parámetros de acreditación que existen en otros países para ejercer nuestra profesión, aunque estamos trabajando en ello. Por ello se pueden encontrar a psicólogos que, sin una formación como terapeutas, dan psicoterapia, así como maestrías en clínica psicoterapéutica que no piden como requisito previo el haber estudiado psicología.

Conozco personalmente a personas éticas y serias que proveen buenos servicios psicológicos en consulta, y a otras más que se han formado como terapeutas en metodologías específicas, como la logoterapia o la Gestalt. No dudo de sus capacidades y de la seriedad con la cual trabajan, sin embargo considero que los alcances de su trabajo son netamente más limitados.

Durante una sesión se pueden dar situaciones delicadas y hasta de riesgo para los pacientes que requieren una preparación muy completa para ser enfrentadas. Además, el conocimiento de una sola herramienta terapéutica y la carencia de una base como la carrera en psicología, restringen la posibilidad de trabajar con la persona en los diferentes aspectos que van surgiendo durante un proceso terapéutico.

7. ¿Es lo mismo un psicoterapeuta que un counselor?

En la mayoría de los países sí, los dos términos implican lo mismo y la formación es análoga.

Sin embargo en México se utiliza el término Counseling u Orientación Psicológica para referirse a la aplicación de principios psicológicos, de desarrollo humano y de salud mental a través de intervenciones cognitivas, afectivas, comportamentales y sistémicas normalmente a corto y mediano plazo.

En síntesis, el Counseling en México se suele considerar como una forma de psicoterapia con sus características propias y distintivas.

8. ¿Cómo puedo elegir a un buen psicoterapeuta?

Yo recomiendo dos caminos que pueden ser paralelos. El primero es a través de la recomendación por parte de una persona de su confianza; el segundo implica apoyarse en un directorio serio de profesionistas (ver Amopp en Links útiles).

En ambos casos se pueden consultar directamente con el terapeuta detalles como su formación o fundamentos teóricos. Yo por ejemplo entrego un resumen curricular por escrito a quiénes me lo solicitan. Lo más importante, sin embargo, es sentirse cómodos y en confianza con esa persona, y tener una impresión general de profesionalidad.

Suelo hacer el ejemplo de cuando buscamos a un médico. Puede que sea un excelente médico y que además nos lo hayan recomendado, contando con una formación y experiencia sólidas. Pero puede que al conocerlo no sintamos esa confianza, ese “click” fundamental para que se dé una buena relación terapéutica. De cualquier forma, esto se sabe -o “se siente”- desde la primera sesión.

9. Una persona cercana a mí tiene muchos problemas y creo que necesita terapia. ¿Qué hago?

Es muy importante aceptar que el ver a una persona querida en dificultades no implica el que sepamos lo que él o ella necesita. Incluso si esta persona expresa el deseo de recibir ayuda profesional, no significa necesariamente que esté lista para ello.

Considero fundamental el reconocer que cada persona tiene sus tiempos y sus caminos, y es libre de decidir si y cuándo emprender uno. La psicoterapia, como tal, es tan sólo una opción para solucionar conflictos y encontrar alivio. Claro, una muy buena opción, pero esto no significa que lo sea para todos.

De manera práctica, si consideran que alguien cercano podría beneficiarse de ver a un profesional, yo recomiendo los siguientes pasos.

Pregúntenle en primer lugar si ya ha considerado esta posibilidad. Luego coméntenle que conocen a alguien de confianza, a lo mejor agregando cómo lo conocen -ya sea porque ustedes o alguien más han acudido con este profesional- o qué es lo que hace, si es lo saben. Luego ofrézcanle el teléfono o su tarjeta de presentación, diciendo simplemente: “Si quieres, le puedes llamar para concertar una cita” o alguna frase parecida. Nada más.

Es imprescindible que sea el directo interesado el que realice la llamada, y esto aplica también en el caso de adolescentes.

Les sugiero evitar palabras como “debes” o “necesitas”, o cualquier frase que implica el que nosotros sepamos lo que es mejor para él o ella. Tampoco insistan o presionen de cualquier manera: sólo obtendrán el resultado contrario.

Aunque resulte difícil en ocasiones, la mejor manera de acompañar a un ser querido en dificultad es escuchándolo y respetándolo. Es natural querer ofrecer nuestra ayuda o una respuesta, pero pensar que conocemos la mejor opción para esta persona, en mi opinión resulta un acto de soberbia, aunque no intencional.

10. ¿Es lo mismo un psicoterapeuta que un psicoanalista?

Desde el objetivo que persiguen, es decir el bienestar y la mejoría de las personas, sí. Pero se diferencian en los fundamentos teóricos, en el tipo de escucha, de participación de ambas partes y los objetivos, entre otras. Es decir, el proceso en sí puede ser muy diferente.

El psicoterapeuta cuenta con una base formativa psicoanalítica, entre otras, pero se centra en las soluciones de los conflictos más que en sus causas, sin por ello evadirlas; la relación terapéutica es colaborativa y se enfoca en metas, así como en la concientización y entrenamiento del paciente en habilidades para la resolución de problemas.

Los objetivos del psicoanálisis ortodoxo, por el contrario, se resumen en aclarar, explicar y eliminar los síntomas y conflictos psíquicos, y hacer consciente lo inconsciente. Se centra mucho en la escucha del psicoanalista para captar e interpretar las vías a través de las cuales se expresa el inconsciente (lapsus, sueños, asociación libre, etc.), y no suele trabajar con objetivos concretos.

Asimismo, el camino formativo de un psicoanalista puede no partir de la psicología, sino de la filosofía, medicina u otras disciplinas no relacionadas directamente con la salud mental.

11. ¿Qué es un psiquiatra?

El psiquiatra es un médico con una especialidad en psiquiatría, que es la rama dedicada al estudio de las personas con enfermedades o trastornos mentales. Los psiquiatras, al ser formados según el modelo médico, se enfocan más a los problemas fisiológicos (neurológicos, bioquímicos, etc.) que puedan estar a la base de dichos trastornos, al igual que a sus manifestaciones conductuales disfuncionales.

Su objetivo es el de prevenir, evaluar, diagnosticar, tratar y rehabilitar a las personas con trastornos mentales. Tiene como elemento fundamental la realización de un diagnóstico, y su tratamiento se basa en la prescripción de fármacos.

Un psiquiatra no puede dar psicoterapia a menos que tenga formación como psicoterapeuta. Los psiquiatras, los psicoterapeutas y los psicólogos trabajan con frecuencia juntos cuando se requiere de un abordaje multidisciplinario de un caso.

El psiquiatra es un médico con una especialidad en psiquiatría, que es la rama dedicada al estudio de las personas con enfermedades o trastornos mentales. Los psiquiatras, al ser formados según el modelo médico, se enfocan más a los posibles problemas fisiológicos (neurológicos, bioquímicos, etc.) que puedan estar a la base de dichos trastornos, al igual que a sus manifestaciones conductuales disfuncionales.

Su objetivo es el de prevenir, evaluar, diagnosticar, tratar y rehabilitar a las personas con trastornos mentales. Tiene como elemento fundamental la realización de un diagnóstico, y su tratamiento se basa en la prescripción de fármacos.

Un psiquiatra no puede dar psicoterapia a menos que tenga formación como psicoterapeuta. Los psiquiatras, los psicoterapeutas y los psicólogos trabajan con frecuencia juntos cuando se requiere de un abordaje multidisciplinario de un caso.

12. ¿La terapia es absolutamente confidencial?

Por ética profesional debemos respetar la confidencialidad del paciente/cliente y lo que ocurre en sesión. Tanto los códigos legales mexicanos como los códigos éticos internacionales protegen la confidencialidad de todas las comunicaciones entre un cliente y su psicoterapeuta.

Sin embargo existen algunas excepciones a esta regla, como lo son:

  • Menores de edad: En caso de atender a un paciente/cliente menor de 18 años, los padres o tutores legales tienen derecho a estar informados acerca de la naturaleza general del avance terapéutico. Esto no significa que el terapeuta les platicará lo que su cliente/paciente dice en sesión, mucho menos a espaldas del menor.
  • Riesgo inminente de que el cliente pueda hacerle daño a un tercero: En este caso el terapeuta está obligado a hacer todo lo posible para detener esta acción, avisándole a la posible víctima y a terceros, para protegerla.
  • Riesgo inminente de daño a sí mismo: El terapeuta hará lo posible para obtener la cooperación del cliente; en caso en que esto no sea posible se tomarán medidas para la protección del cliente, incluso en contra de su propia voluntad. Estas suelen incluir contacto con familiares del paciente/cliente.
  • Permiso expreso por escrito: En caso en que el cliente desee obtener información para ser proporcionada a un tercero o a una institución (escuela, trabajo, etc.)
  • Abuso infantil o abuso de un adulto discapacitado: Las leyes nos obligan a implementar acciones para detenerlo, aunque éstas impliquen el romper la confidencialidad.
  • Mandato judicial: El terapeuta está obligado a revelar información necesaria en caso en que el cliente acuda a un proceso legal, y un juez mande al terapeuta una petición.