Tuve una pesadilla: que se cumplían todos mis sueños. (Maitena)

Qué buen insomnio si me desvelo sobre tu cuerpo. (Mario Benedetti)


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Ocurre con frecuencia que ante nuevos inicios de trabajo o de vida, la excitación nos produzca insomnio. Las emociones se tornan confusas y difícilmente identificables, y sucede que al acostarnos nos cuesta trabajo conciliar el sueño (insomnio inicial), nos despertamos en la madrugada con una sensación de intranquilidad (insomnio medio) o bien abrimos los ojos mucho antes de que suene nuestro despertador (insomnio final), y pasamos lo que queda de la noche con la esperanza de volver a cerrar los ojos y dormir aunque sea por un ratito más.

A mí me pasa más esto último. Sólo que la esperanza de reconciliar el sueño se va borrando conforme el cielo se tiñe de claro y el día hace su aparición..

Cuando el insomnio surge como una situación esporádica y fácilmente relacionable con eventos determinados, como aquellos que representan cambios importantes en nuestra vida o circunstancias temporales, no suele ser algo de que preocuparse. Aún así, hay mucho que podemos hacer para ocuparnos.

El trabajo es principalmente de tipo cognitivo y conductual, es decir que en ese momento de desvelo podemos trabajar intentando modificar nuestros pensamientos, a la vez que tomando acciones al respecto.

Éstas tienen que ver más que nada con hábitos que nos permitan conciliar o reconciliar el sueño. Lo importante es recordar que si después de media hora en la cama dando vueltas no hemos logrado atrapar a Morfeo, probablemente no lo lograremos mientras no hagamos algo diferente.

Lo primero es cambiar de lugar: salgan de la cama, pero a donde quieran que vayan -cocina, sala, …- mantengan un ambiente nocturno. Eviten prender luces fuertes, música alta y, sobre todo, conectarse ya sea a la computadora o a la televisión. No sé si lo sabían, pero la luz de la pantalla activa las conexiones neuronales. Dicho de otra forma, se nos prende el cerebro en lugar de apagarse, por lo que lejos de ayudar, nos dificulta aún más la labor de dormirnos.

Leer, al contrario, ayuda. Aún más si es una lectura ligera o aburrida. El libro puede acompañarse de una infusión de manzanilla o de una taza de leche caliente de preferencia con miel. Los remedios de antaño tienen su porqué

No es recomendable realizar actividad física con la idea de que al cansar el cuerpo, se nos cansará la mente. Todo ejercicio físico oxigena y activa, por lo que es muy recomendable ponerlo en práctica antes de una actividad intelectual fuerte, como un examen. Para conciliar el sueño, sin embargo, los estiramientos y el yoga son una maravilla. Pues como sabemos los que practicamos yoga, se estira la mente también haciendo que los pensamiento se distribuyan, se diluyan y logren disolverse, al menos por un tiempo.

Y respirar, mucho, profundamente, cada que nos sintamos atorados, confundidos o perdidos.

Cuando nos vamos a lo cognitivo, es decir nuestros pensamientos, alias el meollo del asunto, la situación se complica.

Para algunas personas puede funcionar el tomar preguntarse lo siguiente: ¿Hay algo que pueda hacer en este momento que podría ayudarme a resolver mi preocupación o conflicto? Si la respuesta es “probablemente”, entonces hágalo.

Quizás el hacer una llamada -si no es muy tarde por la noche-, el hacer una lista de pendientes para el día siguiente, el llenar la agenda de la semana con las tareas a realizar y también utilizar alguna técnica para priorizar entre tantas cosas que hacer. Y si hay algo hacia lo cual siente usted la urgencia de hacer algo, piense: ¿realmente el no hacerlo en este momento producirá alguna consecuencia negativa?

Sabemos que la respuesta es probablemente no, y que esta respuesta se peleará con la idea -errónea- de que al tener insomnio debemos aprovechar ese tiempo para hacer algo. Estoy de acuerdo, solo que ese algo debería ser empeñarse en conciliar el sueño. Porque eso es lo que corresponde hacer en ese momento.

Si lo que lo mantiene despierto tiene que ver con una situación desagradable o difícil respecto a una persona, como puede ser una discusión con su pareja o un malentendido con su jefe, confíe en mí: evite a toda costa mandar mensajes de texto, mails o escribir cartas para después entregarlas. Espere a tener la cabeza fría, lo cual ocurrirá -tal vez- sólo después de un buen descanso.

Estas son sólo algunas de las muchas acciones que podemos emprender cuando nos ataca el incómodo insomnio, pero la higiene del sueño, es decir, todos aquellos hábitos vueltos a mejorar esta función básica tan importante para nuestra salud psicofísica, es un tema más amplio*.

Claro que si nada de lo mencionado le funciona y sigue con los ojos bien abiertos, le recomiendo abrir un blog y ponerse a escribir un artículo sobre como mejorar su insomnio. Seguro le ayudará a pasar el tiempo y, con mucha probabilidad, le saldrá algo más interesante que a mí.

Buenas noches.

*Árbol de la vida ofrece cursos de Higiene del sueño para privados y empresas.

Comentarios a esta nota

  • Patricia Cruz Flores comentó:

    Siempre con el mágico toque del buen humor!!! Brava Francesca!!!


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