No estoy tan mal: segundo mito de la psicoterapia

NO ESTOY TAN MAL COMO PARA NECESITAR UNA PSICOTERAPEUTA


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De la misma manera que no necesitamos estar retorciéndonos del dolor para acudir con un médico, o que no es necesario traer la muela hinchada o a punto de caerse para ir al dentista, tampoco es necesario sentirnos completamente desesperanzados y perdidos para ir a una consulta de psicoterapia.

Aunque desde luego, esa es una buena señal de que sería oportuno considerarlo.

Entonces ¿cómo puedo suponer que una consulta psicoterapéutica me podría ser de ayuda?

Probablemente hayas intentado lidiar con alguna situación durante un rato, por tu cuenta, y hasta lo hayas platicado con familiares o amigos. En ocasiones ya probaste varios caminos, como un libro, una actividad nueva o hayas tomado incluso algún curso alternativo.

Frecuentemente sabemos que podemos beneficiarnos de ayuda profesional por una intuición, una vocecita que nos dice: “¿Y si encontrara allí una respuesta?”. También cuando nada de lo que hemos intentado hasta ahora ha funcionado del todo o de manera satisfactoria.

Otras veces simplemente nos sentimos ansiosos, inquietos o insatisfechos y no tenemos muy claro el por qué. Cuando no logramos llevar el día a día de una manera serena o cuando una misma preocupación o dilema nos acompaña una buena parte del tiempo.

En otras ocasiones, tenemos la necesidad de ser ayudados cuando nos sentimos atorados en alguno o varios aspectos de nuestra vida, o con un sentimiento de confusión, frustración o impotencia, o quizás simplemente porque queremos una perspectiva nueva, profesional y sin juicio acerca de una situación presente, cuando queremos sanar un evento pasado o bien cuando se nos dificulta una decisión futura.

Espero haberte aclarado este falso mito de que se necesita estar muy mal para ir con un psicoterapeuta, y que ahora tengas un panorama más amplio de los alcances de esta profesión.

Ahora bien, ¿qué esperas para concertar tu cita?

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